¿Cuáles son para ti los balones de fútbol más míticos e icónicos? Balones de trapo, con telas remendadas. Pelotas sin parches y sin aire. ¿Quién no ha jugado en su infancia con todo tipo de esféricos? Eso sí, siempre soñabas con poder chutar uno de esos balones que presentaban en cada cita importante.
Los Mundiales siempre traían un balón renovado, novedoso, apto casi exclusivamente para terrenos de juego de césped natural, en perfecto estado. Porque intentar jugar con alguna réplica en campos de tierra y en los pocos campos de césped natural que había hace unas décadas en muchas regiones de España no era muy viable.
Pero los amantes del balón, del fútbol, a buen seguro que guardan en su retina esos balones míticos e icónicos que han acompañado a sus jugadores y equipos favoritos a lo largo de los años.
Ahora hay balones de diferentes tallas, según las edades y las categorías, para intentar facilitar el juego de los jóvenes deportistas. Por eso, algunos de los balones míticos que aparecen a continuación parecerán más propios de la Prehistoria del fútbol.
Mikasa FT-5
Irreductible, indestructible, inimitable, indomable. Si hay un balón mítico e icónico entre los esféricos es el Mikasa.
El Mikasa es un balón imposible de olvidar. Si tenías las desgracia de ponerte en el camino de un lanzamiento, el dolor que dejaba se mantenía durante bastante tiempo. Incluso puede que quedara alguna marca en la piel.
Cabecear el centro de un compañero para intentar meter un gol o despejar el de un jugador del equipo rival para alejarlo de tu portería podía suponer una auténtica tortura. En el mejor de los casos, te dejaba un dolor de cabeza, porque la sacudida era notable, siempre.
El Mikasa FT-5 no es un balón de Eurocopas o Mundiales, ni de campeonatos de liga. Pero es un balón recordado por quienes tuvieron la oportunidad de disfrutar de él o de sufrirlo.
Su prestancia para jugar en terrenos de albero cuando los campos de fútbol no eran de césped artificial como los actuales en el fútbol base y aficionado lo hacían la mejor inversión. Su resistencia a todo tipo de superficies amortizaban su coste, pues cualquier otro balón se desgastaba mucho antes.
El Mikasa es el balón de los balones. Un balón de cuero que no era ligero y para golpearlo necesitabas fortalecer las piernas. Eso sí, si lo enganchabas bien, el tiro era imparable para los porteros. Cuando hoy se quejen de la dureza de algún esférico, siempre podrás tirar de la frase: «Si tuvieras que jugar con un Mikasa, sabrías lo que es un balón duro».
Aún hoy se siguen vendiendo algunas versiones de Mikasa. Eso sí, a buen seguro, sólo es apto para nostálgicos…
Adidas Tango España, 1982
El balón oficial de la Copa del Mundo del año 82, el Mundial de España, el Mundial de Naranjito. Aquel Campeonato del Mundo no puede recordarse por el papel de la Selección Española, pero forma parte de la historia del fútbol español, al ser el primer mundial como anfitriones.
El Adidas Tango de 1982 mantenía sus característicos parches blancos con forma hexagonal y pentagonal con triadas negras que formaban 12 círculos alrededor de toda la esfera. Este diseño fue todo un éxito y se mantuvo durante años.
Adidas Azteca, 1986
El Adidas Azteca fue el esférico usado durante el Mundial de México 86. Con un Azteca, en un estadio con el mismo nombre, Diego Armando Maradona marcó el gol de ‘La mano de Dios’ ante Inglaterra, además de aquel otro recordado por regatear a media selección inglesa. La venganza por Las Malvinas.
El Adidas Azteca fue el primer balón puramente sintético, por lo que se redujo considerablemente la absorción de agua. Estaba pensado para evitar aquellos incómodos balones pesados cuando el agua hacía acto de presencia en un partido. Su diseño, inspirado en la arquitectura y en los murales aztecas de México, siempre será recordado.
Adidas Etrusco, 1990
El año 1990 convirtió al Adidas Etrusco como el balón de referencia. Su éxito fue tal, que después de ser balón oficial de la Copa del Mundo de Italia 1990, se usó también en la Eurocopa de Suecia 1992 y en los Juegos Olímpicos de Barcelona de ese mismo año. Sí, aquel Medalla de Oro de la Selección Española que ganó en la final a Polonia en el Estadio Olímpico de Montjuic se consiguió con un Adidas Etrusco.
Este balón Adidas también fue el protagonista de la liga española durante cuatro años (1990-1994).
En cuanto a diseño, este esférico presentaba tres cabezas de león en cada triada propias del arte de los etruscos, y varios motivos inspirados en la longeva historia artística italiana.
Además, contaba con una capa de espuma de poliuretano con la que consigue la impermeabilización total y menor peso. Un paso más en la evolución de la pelota.
Adidas Finale 1, 2000-2001
El Adidas Finale 1 apareció en la semifinal de la Champions 2000-2001 entre el Real Madrid y el Bayern de Múnich. Con él se disputaría también la final del Giuseppe Meazza entre el conjunto teutón y el Valencia CF, partido que acabaría perdiendo el equipo che tras caer en la final la temporada anterior ante el Real Madrid.
Tras unos años de dominio de la marca Nike en la Champions League, Adidas volvió a colocarse como la marcha referencia de las grandes competiciones. Quizás no sea de los más añorados, pero tiene que estar en esta lista de balones de fútbol míticos.
Adidas Fevernova, 2002
El Adidas Fevernova fue el balón con el que vimos a los Ronaldo, Ronaldinho y Kaka hacer magia durante el Mundial de Corea y Japón de 2002. Es el balón el centro de Joaquín Sánchez y el posterior gol anulado a Fernando Morientes por el que el equipo del entonces seleccionador José Antonio Camacho quedaría eliminado ante la selección anfitriona.
El Adidas Fevernova presentó un diseño inspirado en la cultura de los países asiáticos y dijo adiós a aquellas formas geométricas tan cuadriculadas y regulares.
Adidas Jabulani, 2010
El Adidas Jabulani, cuyo nombre significa ‘celebrar’ en idioma zulú, es el balón del Mundial de Sudáfrica de 2010, el que coronó a España como campeona del mundo.
Este fue el balón con el que Andrés Iniesta marcó, en aquella sufrida prórroga que recordamos con los comentarios del añorado Michael Robinson, aquel gol en Johannesburgo contra Holanda que coronaba a la Selección Española.
Su diseño contenía 11 colores, en representación de los jugadores con los que salta al campo cada equipo, además de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica y de las 11 comunidades del país que dieron la bienvenida al primer Campeonato del Mundo que se celebrara en África.
Fue un balón que sembró muchas dudas para los porteros principalmente, por el efecto que tenían las trayectorias tras los golpeos, algo que causó algún que otro dolor de cabeza. Sin duda, no podía faltar en la lista de balones de fútbol míticos e icónicos.